Va a olvidarte
vos no
tendrías que vivir
sabiendo que no fuiste
y fuiste
una primera vez -o miles-
que quizás ocurrió
o no
una sensación vaga
ni un recuerdo
una caricia con nombre
una añoranza con rostro
añoranza no
nomás
un murmullo
en el fondo
de una sonrisa
fugaz
pasajera
vos
nada
distraída
nada de nada
simple
nada que nada
su armadura de escamas
su esencia escurridiza
talante desertor
simpático, entrañable
hipnótico fluir encantador
huidizo
la brevedad del cuerpo
su hogar quién sabe dónde
no sos vos
casi es él
casi sabe
y ya no
no recuerda tampoco
que(é) se retorcía en él
que(é) duele tanto
que(é) lo hace huir
que(é) era
que(é) eras
algo
de nuevo
otra primera vez
otra arenilla
que se pierde entre escamas
y miedos e inquietudes
y pasado insinuante
extraño, ajeno
espejismo - delirio
arenilla que duele
porque nada
alcanza (a) ser distinto
en lugar de ir
más rápido
con detenerse y
sacudirse
basta
pero nunca lo hace.
miércoles, 30 de octubre de 2013
martes, 17 de septiembre de 2013
domingo, 4 de agosto de 2013
B.
Querido.
Te doy mi piel- ya casi diariamente; mis músculos, mi sangre, mis huesos- te di unos millones (millones) de veces mi unidad. Te di la unidad de mis huesos, sí. De mis ligamentos. De mi psiquis. A todo me lo devolviste roto. Todo marcado, todo ya coagulado por debajo- la piel negra, amarilla, azul, violeta, roja; infectada. Uñas pasándome por todos lados. Mi cuerpo se siente a veces poco más que sendero de uñas. Te destiné mi infancia- te di mi voluntad, te volví meta, te creé prioridad como una enamorada primeriza, te uní a otras prioridades, retorné a vos, te amo, te odié, te odio muchas veces-
No puedo con vos. Sos un arte en el que se evidencia mi falta de arrojo, de capacidad. No hablo de talento. No es el punto, acá. Pero no encuentro- no te encuentro: no me encuentro en vos. No me encuentro en el trabajo que hago cada día para merecer, para sentir que te merezco. A otros se les da con más soltura, con tanta facilidad- no se cuestionan nada. ¡Bah! No sé qué se siente no cuestionarse. Si me aterra encontrarme no llegando al nivel que vivo esperando de mí- nunca llego. Nunca llego. No sé si alguna vez llegué.
Sí. A veces no tengo ni tuve tanta amargura. A veces nos disfrutamos. Nos queremos- llevamos una vida entera juntos; muchas veces sonrío- sólo porque existís.
Pero hoy no. Hoy no. Hoy no sé. Hoy te dejaría, sí, te dejaría hasta volver a encontrarme con ese/o que fuiste. Hasta llegar al principio. Quiero dejarte, hoy. O mejor: hoy no te quiero. No te quiero ver, no te quiero sentir, no quiero querer mejorar, crecer en vos. Porque siento que no me sirve más. Nada. De lo que crezco en vos. Nada. Nada me sirve para mejorar. Sólo perfecciono. Y qué. Nada. Nada diferente. Lo mismo. No crezco, entonces. Perfecciono. Vanamente.
Para mí- para los otros: es lo mismo. ¿Qué representa ese trabajo? ¿Para qué? ¿Por qué? Hoy no te siento bueno, no te siento mío, no dejo de sentirte- decepcionado.
Hoy sos toxicidad en mí. Veneno que disfruto por su esencia conocida. Sé que no es eso- que no sos eso que siento, no, sos algo más, si no tenés que ver con esto; pero ahí- ¡ahí! No quiero. No quiero más de esto. Más de vos. De vos y de todos los que te representan. Esa amargura buscada y predecible.
Morite en mí. No quiero seguir perdiendo mi tiempo por entrar en el tuyo. No me estás dando nada que muera por conservar. Yo no llevo un puntaje ni cuento las faltas. Ese grito final- ¿qué? ¿final de qué? Hay algo más, algo más. Eso quiero. Cuando puedo- ahora.
Yo también tengo esa cuenta regresiva en el reloj. Yo también la voy a ver llegar a cero. Con mis texturas rotas, mis horas de tu sombra- a solas. Lo que quiero es estar con vos- sólo con vos: con tu juego, con tu nada. Que hablemos. Que hablemos como antes- cuando nos entendíamos, cuando crecer el uno con el otro, el uno en el otro, hacía una diferencia.
Así que de hoy en más juego de a dos; pero ¿y la regla?- la regla qué.
Te doy mi piel- ya casi diariamente; mis músculos, mi sangre, mis huesos- te di unos millones (millones) de veces mi unidad. Te di la unidad de mis huesos, sí. De mis ligamentos. De mi psiquis. A todo me lo devolviste roto. Todo marcado, todo ya coagulado por debajo- la piel negra, amarilla, azul, violeta, roja; infectada. Uñas pasándome por todos lados. Mi cuerpo se siente a veces poco más que sendero de uñas. Te destiné mi infancia- te di mi voluntad, te volví meta, te creé prioridad como una enamorada primeriza, te uní a otras prioridades, retorné a vos, te amo, te odié, te odio muchas veces-
No puedo con vos. Sos un arte en el que se evidencia mi falta de arrojo, de capacidad. No hablo de talento. No es el punto, acá. Pero no encuentro- no te encuentro: no me encuentro en vos. No me encuentro en el trabajo que hago cada día para merecer, para sentir que te merezco. A otros se les da con más soltura, con tanta facilidad- no se cuestionan nada. ¡Bah! No sé qué se siente no cuestionarse. Si me aterra encontrarme no llegando al nivel que vivo esperando de mí- nunca llego. Nunca llego. No sé si alguna vez llegué.
Sí. A veces no tengo ni tuve tanta amargura. A veces nos disfrutamos. Nos queremos- llevamos una vida entera juntos; muchas veces sonrío- sólo porque existís.
Pero hoy no. Hoy no. Hoy no sé. Hoy te dejaría, sí, te dejaría hasta volver a encontrarme con ese/o que fuiste. Hasta llegar al principio. Quiero dejarte, hoy. O mejor: hoy no te quiero. No te quiero ver, no te quiero sentir, no quiero querer mejorar, crecer en vos. Porque siento que no me sirve más. Nada. De lo que crezco en vos. Nada. Nada me sirve para mejorar. Sólo perfecciono. Y qué. Nada. Nada diferente. Lo mismo. No crezco, entonces. Perfecciono. Vanamente.
Para mí- para los otros: es lo mismo. ¿Qué representa ese trabajo? ¿Para qué? ¿Por qué? Hoy no te siento bueno, no te siento mío, no dejo de sentirte- decepcionado.
Hoy sos toxicidad en mí. Veneno que disfruto por su esencia conocida. Sé que no es eso- que no sos eso que siento, no, sos algo más, si no tenés que ver con esto; pero ahí- ¡ahí! No quiero. No quiero más de esto. Más de vos. De vos y de todos los que te representan. Esa amargura buscada y predecible.
Morite en mí. No quiero seguir perdiendo mi tiempo por entrar en el tuyo. No me estás dando nada que muera por conservar. Yo no llevo un puntaje ni cuento las faltas. Ese grito final- ¿qué? ¿final de qué? Hay algo más, algo más. Eso quiero. Cuando puedo- ahora.
Yo también tengo esa cuenta regresiva en el reloj. Yo también la voy a ver llegar a cero. Con mis texturas rotas, mis horas de tu sombra- a solas. Lo que quiero es estar con vos- sólo con vos: con tu juego, con tu nada. Que hablemos. Que hablemos como antes- cuando nos entendíamos, cuando crecer el uno con el otro, el uno en el otro, hacía una diferencia.
Así que de hoy en más juego de a dos; pero ¿y la regla?- la regla qué.
viernes, 26 de julio de 2013
Ser yo (si yo fuera yo)
Si yo fuera yo, cómo pensarlo. ¿Cómo se llega a ser yo? ¿Cómo se es? Clarice escribe: si yo fuera yo. Pero no sé ser yo, aún. No sé pensarme yo. No viene por el lado de la libertad ni la esclavitud de una palabra albergando todas las yo posibles –infinitas-: no sé aún. No sé – yo. Esa yo de la que debería hablar, ¿dónde la busco? Así, sin más, me falta tanto para conocerla. O conocerlo. Por qué hacer un recorte innecesario.
Si yo fuera yo. Para pensarme más yo (o yo al fin) instintivamente me siento cerrar los ojos y respirar suavemente.
Silencio.
Puedo pensar tal vez en lo que haría desde lo que no soy o quien no soy, y empezar desde ahí. Yo me parece enorme – ¿cuándo llego a ser yo? Me pregunto si tengo que entenderlo, o con sentirlo es suficiente. Me pregunto si entenderlo no es la prueba más concreta de que ya no lo estoy siendo. Porque: Yo se me hace ideal, y no lo es. Yo no tiene que ver con quien me gustaría ser. Yo puede estar más lejos todavía de quien quiero ir siendo que lo que estoy yo misma –esta que ya no sabe bien cómo nombrarse, quiero decir-, más lejos que lo que me separa de mí, o de esa que no soy, o esa que forma parte de mí por no ser ella –Ni yo sé muy bien qué estoy queriendo decir. Pero; si yo fuera yo, no sabría ser otra; no sabría ser esta, ni esto, ni aquello que suelo ser sin displacer. ¿Qué sería? No sé. ¿Quién sería? No sé adentrarme en eso. No sé cómo verme, no quiero falsear mi llegada a ese punto. Me paro en mi perplejidad y miro alrededor –si yo fuera yo, si yo fuera yo. Y es otra vez silencio, lo oscuro de los párpados cerrados y la respiración que suena ajena.
Me sonrío. Me río. ¡Una certeza! ¿Dónde? En la garganta. En esta, al menos. En el sonido. Alguna yo encontró refugio en la certeza del sonido. ¿Si yo fuera yo? Lanzaría esta misma carcajada al notar que no sé, que no tengo la menor idea.
Y sí. Es que soy mínimamente yo; y cuando no reconozco mi risa, reconozco la suya.
Si yo fuera yo. Para pensarme más yo (o yo al fin) instintivamente me siento cerrar los ojos y respirar suavemente.
Silencio.
Puedo pensar tal vez en lo que haría desde lo que no soy o quien no soy, y empezar desde ahí. Yo me parece enorme – ¿cuándo llego a ser yo? Me pregunto si tengo que entenderlo, o con sentirlo es suficiente. Me pregunto si entenderlo no es la prueba más concreta de que ya no lo estoy siendo. Porque: Yo se me hace ideal, y no lo es. Yo no tiene que ver con quien me gustaría ser. Yo puede estar más lejos todavía de quien quiero ir siendo que lo que estoy yo misma –esta que ya no sabe bien cómo nombrarse, quiero decir-, más lejos que lo que me separa de mí, o de esa que no soy, o esa que forma parte de mí por no ser ella –Ni yo sé muy bien qué estoy queriendo decir. Pero; si yo fuera yo, no sabría ser otra; no sabría ser esta, ni esto, ni aquello que suelo ser sin displacer. ¿Qué sería? No sé. ¿Quién sería? No sé adentrarme en eso. No sé cómo verme, no quiero falsear mi llegada a ese punto. Me paro en mi perplejidad y miro alrededor –si yo fuera yo, si yo fuera yo. Y es otra vez silencio, lo oscuro de los párpados cerrados y la respiración que suena ajena.
Me sonrío. Me río. ¡Una certeza! ¿Dónde? En la garganta. En esta, al menos. En el sonido. Alguna yo encontró refugio en la certeza del sonido. ¿Si yo fuera yo? Lanzaría esta misma carcajada al notar que no sé, que no tengo la menor idea.
Y sí. Es que soy mínimamente yo; y cuando no reconozco mi risa, reconozco la suya.
sábado, 8 de junio de 2013
Casi el resuello
Supongo que está bien
Supongo
No- la verdad que no.
Que no es así, que no está bien,
que no sé qué
no está bien,
no está bien.
Y no lo sé porque no quiero
pensar en eso
sí sé que es
ridículo
si sé que entendés pero
no sé- entendé¿me?
no busco entenderlo
busco mirarlo fija, largamente
hablarle hasta decirlo
que no diga
su nombre
es solo mío
no lo sé
mío
pero eso es
si es esa
se dice
me dice
me digo
le digo
por qué.
Y no sabe. Porque-
Yo.
No sé.
Supongo
No- la verdad que no.
Que no es así, que no está bien,
que no sé qué
no está bien,
no está bien.
Y no lo sé porque no quiero
pensar en eso
sí sé que es
ridículo
si sé que entendés pero
no sé- entendé¿me?
no busco entenderlo
busco mirarlo fija, largamente
hablarle hasta decirlo
que no diga
su nombre
es solo mío
no lo sé
mío
pero eso es
si es esa
se dice
me dice
me digo
le digo
por qué.
Y no sabe. Porque-
Yo.
No sé.
sábado, 25 de mayo de 2013
sábado, 18 de mayo de 2013
La dolorosa coherencia
Una de tus virtudes más hermosas: solo hacés lo que realmente sentís.
Una de tus condenas más terribles: solo hacés lo que realmente sentís.
Una de tus condenas más terribles: solo hacés lo que realmente sentís.
martes, 14 de mayo de 2013
Vos - allá
Y te extraño; tanto, tanto que no duele. Tanto que seguimos adelante antes de sabernos desaparecidas una de la otra. Ahí vamos - no somos adultas, por suerte.
No estamos perdidas, todavía. Todo lo que duele cicatriza aún aunque deje marca. Nuestra piel se tensa y no nacen colgajos de aquellas concesiones que hacemos a quienes amamos- y, evidentemente, a quienes no.
Somos, no sé qué. Mujeres; no. Niñas; tampoco. Adolescentes; quiero creer, encarecidamente- no es así. No caemos en esa denominación nefasta y hormonal que prolongamos hasta hace tan poquito- caminé un poco más, hice algún paso en otra dirección, sea cual fuere; salté hacia alguna tierra algo más firme, y ahí me (a)siento: aquello recorro, por ahora. Quiero creer- eso. Desde la denominación más general de 'adolescente', claro. Fuimos adolescentes -espero que no, pero temo que- en todo sentido.
No hay forma, ¿no? No hay forma, es decisión tomada. Sin vos; quiero decir: sin mí. Por la derrota de decir que no, que está bien, que es sensato. Y- ya está. No estás. Y sí; estás ahí, si puedo verte. Puedo verte- sé que me mirarías un segundo, si me vieras. Pero- no me verías. Buscarías no verme. Encontrarías mi ausencia con esa facilidad de velocista nata que no tengo y te verías ser, hoy más que nunca, otra.
A esa no la conozco; no sé cómo nombrarla, no sé cómo llamarla. Hey, vos. Vos. Hace bastante ya que no te escucho, o que no escucho a alguna de todas las que eras, ¿cómo estás? ¿cuál es tu voz ahora? ¿cómo suena? ¿sigue siendo un suplicio, esta vida tan tuya? ¿sigue saliendo todo tan horriblemente mal? ¿encontraste algún sueño, una pasión que te una más a vos? ¿cuántas vos te rodean? Desde esa sonrisa nueva que te vi posar, en gran estreno, te saludo. Las saludo a todas. Como es irremediable ver morir- y hasta morir en otros, verlos morir en uno- lo que vivía, acaricio tu nueva vida nueva. Y sigo sin saber cómo nombrarte, Vos. Pero está bien- si tengo que llegar a conocerte, se dará. Y cada nuevo ser quizá llegue a reconocerse, como antes nos dijimos
siento como si te conociera de toda la vida. Como si te conociera de otra vida, incluso
y será cierto. De esta, de hace un rato, nomás.
Pero éramos distintas. Éramos- otras, sí; ciertamente.
No estamos perdidas, todavía. Todo lo que duele cicatriza aún aunque deje marca. Nuestra piel se tensa y no nacen colgajos de aquellas concesiones que hacemos a quienes amamos- y, evidentemente, a quienes no.
Somos, no sé qué. Mujeres; no. Niñas; tampoco. Adolescentes; quiero creer, encarecidamente- no es así. No caemos en esa denominación nefasta y hormonal que prolongamos hasta hace tan poquito- caminé un poco más, hice algún paso en otra dirección, sea cual fuere; salté hacia alguna tierra algo más firme, y ahí me (a)siento: aquello recorro, por ahora. Quiero creer- eso. Desde la denominación más general de 'adolescente', claro. Fuimos adolescentes -espero que no, pero temo que- en todo sentido.
No hay forma, ¿no? No hay forma, es decisión tomada. Sin vos; quiero decir: sin mí. Por la derrota de decir que no, que está bien, que es sensato. Y- ya está. No estás. Y sí; estás ahí, si puedo verte. Puedo verte- sé que me mirarías un segundo, si me vieras. Pero- no me verías. Buscarías no verme. Encontrarías mi ausencia con esa facilidad de velocista nata que no tengo y te verías ser, hoy más que nunca, otra.
A esa no la conozco; no sé cómo nombrarla, no sé cómo llamarla. Hey, vos. Vos. Hace bastante ya que no te escucho, o que no escucho a alguna de todas las que eras, ¿cómo estás? ¿cuál es tu voz ahora? ¿cómo suena? ¿sigue siendo un suplicio, esta vida tan tuya? ¿sigue saliendo todo tan horriblemente mal? ¿encontraste algún sueño, una pasión que te una más a vos? ¿cuántas vos te rodean? Desde esa sonrisa nueva que te vi posar, en gran estreno, te saludo. Las saludo a todas. Como es irremediable ver morir- y hasta morir en otros, verlos morir en uno- lo que vivía, acaricio tu nueva vida nueva. Y sigo sin saber cómo nombrarte, Vos. Pero está bien- si tengo que llegar a conocerte, se dará. Y cada nuevo ser quizá llegue a reconocerse, como antes nos dijimos
siento como si te conociera de toda la vida. Como si te conociera de otra vida, incluso
y será cierto. De esta, de hace un rato, nomás.
Pero éramos distintas. Éramos- otras, sí; ciertamente.
Emesis trunca 27
¿Qué es eso que siento?
¿Qué es eso que digo?
Tal vez me disculpen
los otros
no quieren seguirme
entiendo
no me seguiría
no me arriesgaría a ser
esto
que digo
que sigo
que miro
de pronto
que encuentro
que de pronto encuentro
repito
repaso
una
otra
otra vez repito
en todo lo plasmo
en todo lo digo igual
y todo lo digo igual
y no cambio
no juego
no dejo de usarlo
en todo lo plasmo
en todo lo que plasmo
digo
lo mismo
igual
me funciona
si digo
igualmente
lo digo
lo digo
lo digo
lo que ya no siento
y cómo lo digo
Así
repitiendo
y como lo digo
y cómo lo digo-
¿Qué es eso que digo?
Tal vez me disculpen
los otros
no quieren seguirme
entiendo
no me seguiría
no me arriesgaría a ser
esto
que digo
que sigo
que miro
de pronto
que encuentro
que de pronto encuentro
repito
repaso
una
otra
otra vez repito
en todo lo plasmo
en todo lo digo igual
y todo lo digo igual
y no cambio
no juego
no dejo de usarlo
en todo lo plasmo
en todo lo que plasmo
digo
lo mismo
igual
me funciona
si digo
igualmente
lo digo
lo digo
lo digo
lo que ya no siento
y cómo lo digo
Así
repitiendo
y como lo digo
y cómo lo digo-
viernes, 10 de mayo de 2013
Kao
Hace unas semanas tuve una conversación muy franca con Mamá. Ahí me enteré- Kaolla fue una forma de incorporar vida nueva a mi casa. No tengo un diagnóstico médico (mi psicóloga nunca quiso dármelo) pero, en pocas palabras: supongo que era una especie de depresión. Pasé un año sin salir de casa.
Sentada frente a la pc.
Adormecida.
Sola.
Cuando ya no nos movilizan nuestras pasiones ni encontramos nuevas- es ahí cuando se corre peligro en la vida. No cuando se vive arriesgadamente. Mamá, entonces, tomó una decisión extraña y efectiva:
Kaolla.
Eran 45 días de testarudez, pelos y enfermedad.
Si pasa estos primeros días, dijo Guillermo.
Si pasa estos primeros días podemos empezar a hablar de un tratamiento.
Pero me entraba entera en una mano, como un ovillo caótico, como un regalo divino que me había sido encomendado cuidar y hacer crecer; un regalo que no era mío.
Y Tom la odió un tiempo. Llegó a quererla. Aunque nunca dejó de ser un cobarde.
Gata mal llevada. Mamá siempre le tuvo un cariño especial. La más caprichosa de los tres, la menos afectuosa. A su modo- su cariño era el frío. No lo toleraba, siempre buscaba con quién dormir.
Intenté escribir con música, pero llevo demasiado silencio dentro, y me lastima.
Recuerdo haberme desvelado en exageración por miedo a aplastarla mientras dormía. Nunca tuvo cuidado de nada, de nada. Y tenía angustia oral. Los menores imitan en general lo menos positivo, dice el dicho.
Hígado graso. Infección. Antibióticos. Dejar de comer. Sumar mañas. Buscar afecto.
De chica fue tan arisca. Me enojaba y me gustaba esa resistencia de pasividad violenta y tensa. Un día Mamá empezó a estar más en casa. Kaolla se volvió más dócil, más suave.
Reeducación. Ahora sí parece un gato.
Mamá la había vuelto más amablemente combativa.
Te prometo que voy a protegerte. Nunca te va a pasar nada.
Promesa ingenua. Promesa adolescente. La leche que no hierve. Mamá no llama. Tom no baja.
Dice Mamá
Esa costumbre que tienen de esperarte para morirse-
con un enojo desgarrador, dolido. Irremediable- todo.
Tom, llamo. TOM. Ya había bajado del entrepiso, ya lo había sentido. Ya está a mi lado. Ya caigo. El suelo que la vio yacer apacible. El único animal que quiso. Me inunda. El pelo de Tom me inunda. El frío del piso negro me inunda. Su falta me inunda. Tomo aire con desesperación- me ahogo, pero en agua mía. En lo que sale de mí, de este dolor enorme que no puedo ni incorporar ni rechazar.
Tom. Y se apoya en mí, se tira a mi lado y me mira. Por qué. Tus ojos dicen otra cosa. Silencio. Y ahora con quién duermo. A quién amo. Perdón, querido. No supe frenar la muerte. No pude ganarle a su ansiedad. No me juzgues, conteneme. Se apoya en mí y se queda ahí. Se mezclan su dolor y el mío. Entiendo. Los dos la esperamos. A veces la buscamos inconscientemente en las esquinas, en las camas, en el piso. A veces ella (N/N) y él se acuestan como esperando que llegue a ocupar su lugar. La más chica parece llevarlo sin mayor problema. Parece olvidar que existió, de algún modo. Tom la siente. Pero entiende. Dice
Entiendo. Sí, te entiendo.
Pero nunca volvió a subir al entrepiso, nunca volvió a recostarse donde ella estuvo.
Sentada frente a la pc.
Adormecida.
Sola.
Cuando ya no nos movilizan nuestras pasiones ni encontramos nuevas- es ahí cuando se corre peligro en la vida. No cuando se vive arriesgadamente. Mamá, entonces, tomó una decisión extraña y efectiva:
Kaolla.
Eran 45 días de testarudez, pelos y enfermedad.
Si pasa estos primeros días, dijo Guillermo.
Si pasa estos primeros días podemos empezar a hablar de un tratamiento.
Pero me entraba entera en una mano, como un ovillo caótico, como un regalo divino que me había sido encomendado cuidar y hacer crecer; un regalo que no era mío.
Y Tom la odió un tiempo. Llegó a quererla. Aunque nunca dejó de ser un cobarde.
Gata mal llevada. Mamá siempre le tuvo un cariño especial. La más caprichosa de los tres, la menos afectuosa. A su modo- su cariño era el frío. No lo toleraba, siempre buscaba con quién dormir.
Intenté escribir con música, pero llevo demasiado silencio dentro, y me lastima.
Recuerdo haberme desvelado en exageración por miedo a aplastarla mientras dormía. Nunca tuvo cuidado de nada, de nada. Y tenía angustia oral. Los menores imitan en general lo menos positivo, dice el dicho.
Hígado graso. Infección. Antibióticos. Dejar de comer. Sumar mañas. Buscar afecto.
De chica fue tan arisca. Me enojaba y me gustaba esa resistencia de pasividad violenta y tensa. Un día Mamá empezó a estar más en casa. Kaolla se volvió más dócil, más suave.
Reeducación. Ahora sí parece un gato.
Mamá la había vuelto más amablemente combativa.
Te prometo que voy a protegerte. Nunca te va a pasar nada.
Promesa ingenua. Promesa adolescente. La leche que no hierve. Mamá no llama. Tom no baja.
Dice Mamá
Esa costumbre que tienen de esperarte para morirse-
con un enojo desgarrador, dolido. Irremediable- todo.
Tom, llamo. TOM. Ya había bajado del entrepiso, ya lo había sentido. Ya está a mi lado. Ya caigo. El suelo que la vio yacer apacible. El único animal que quiso. Me inunda. El pelo de Tom me inunda. El frío del piso negro me inunda. Su falta me inunda. Tomo aire con desesperación- me ahogo, pero en agua mía. En lo que sale de mí, de este dolor enorme que no puedo ni incorporar ni rechazar.
Tom. Y se apoya en mí, se tira a mi lado y me mira. Por qué. Tus ojos dicen otra cosa. Silencio. Y ahora con quién duermo. A quién amo. Perdón, querido. No supe frenar la muerte. No pude ganarle a su ansiedad. No me juzgues, conteneme. Se apoya en mí y se queda ahí. Se mezclan su dolor y el mío. Entiendo. Los dos la esperamos. A veces la buscamos inconscientemente en las esquinas, en las camas, en el piso. A veces ella (N/N) y él se acuestan como esperando que llegue a ocupar su lugar. La más chica parece llevarlo sin mayor problema. Parece olvidar que existió, de algún modo. Tom la siente. Pero entiende. Dice
Entiendo. Sí, te entiendo.
Pero nunca volvió a subir al entrepiso, nunca volvió a recostarse donde ella estuvo.
Su reencuentro
Te digo hola con el más sincero afecto; me has rondado anteriormente; te esperaba- sin querer. No, siempre queriendo.
Siempre-
Gracias por volver.
Siempre-
Gracias por volver.
jueves, 25 de abril de 2013
Intervalobertura
Me voy.
Alguna y@ no vuelve. Otra y@ no se va.
Otra, mientras y@ estoy yendo, está volviendo. Otra vuelve después- pero como se vuelve a un lado por primera vez. Como si nunca se lo hubiera conocido y sí, al mismo tiempo. Otra vuelve y recuerda que y@- no recuerda; una olvida lo que uno le cuenta.
Una más, cuando llega, lo extraña. Otra lo aborrece. Una se identifica extranjera, otra parte- pero desde otro lado.
¿Una no puede con su entusiasmo?
Una aún no lo sabe, pero se entristece.
Una dormita.
Muchas dormitan.
Sí: Y@ dormito. Tenemos sueño.
Tenemos sueño y tareas por terminar. Todas. Pero- hay algo. Ese rumor de tiempo arrepentido de pasar, esa duda zumbante de ceños fruncidos y ojos que se mueven hacia un lado, pensativos. De manos apoyadas en mentones sin delicadeza ni ánimo de seducción, simplemente- dudosos; porque los dudantes no existen, y los dubitativos llevan otras cargas semánticas sobre sus espaldas. Esa molestia que no duele ni pica, sino sencillamente- incomoda. Sentarse en un sofá precioso que en cada movimiento responde con un ruido sospechoso. Comer algo vencido. Contener el aliento. Soltar un poco. Sentir el cuerpo- igual. Y todo marcha bien. ¿No?
Sí, ¿no que todo marcha bien?
Alguna y@ no vuelve. Otra y@ no se va.
Otra, mientras y@ estoy yendo, está volviendo. Otra vuelve después- pero como se vuelve a un lado por primera vez. Como si nunca se lo hubiera conocido y sí, al mismo tiempo. Otra vuelve y recuerda que y@- no recuerda; una olvida lo que uno le cuenta.
Una más, cuando llega, lo extraña. Otra lo aborrece. Una se identifica extranjera, otra parte- pero desde otro lado.
¿Una no puede con su entusiasmo?
Una aún no lo sabe, pero se entristece.
Una dormita.
Muchas dormitan.
Sí: Y@ dormito. Tenemos sueño.
Tenemos sueño y tareas por terminar. Todas. Pero- hay algo. Ese rumor de tiempo arrepentido de pasar, esa duda zumbante de ceños fruncidos y ojos que se mueven hacia un lado, pensativos. De manos apoyadas en mentones sin delicadeza ni ánimo de seducción, simplemente- dudosos; porque los dudantes no existen, y los dubitativos llevan otras cargas semánticas sobre sus espaldas. Esa molestia que no duele ni pica, sino sencillamente- incomoda. Sentarse en un sofá precioso que en cada movimiento responde con un ruido sospechoso. Comer algo vencido. Contener el aliento. Soltar un poco. Sentir el cuerpo- igual. Y todo marcha bien. ¿No?
Sí, ¿no que todo marcha bien?
jueves, 18 de abril de 2013
Felis silvestris
Ha muerto
He muerto
dicen y mucho
que han muerto seres
extraordinarios
sí
mucho más
extraordinarios
aquellos muchos
aquellos tantos
son tanta gente
tanta admiración
sin dueño
qué importa
si nunca te conocieron.
Poco.
Nada.
Importa nada
lo que importabas- Vos
extraordinariamente
cotidiana
antes- ahora
subyugada
en tu prisión de nervios
dejame recordar
tu voz de arroyo combativo
simple
tus ojos de capricho rezongado
tu amor de fiera dulce
dejame recordar
y no me dejes
He muerto
dicen y mucho
que han muerto seres
extraordinarios
sí
mucho más
extraordinarios
aquellos muchos
aquellos tantos
son tanta gente
tanta admiración
sin dueño
qué importa
si nunca te conocieron.
Poco.
Nada.
Importa nada
lo que importabas- Vos
extraordinariamente
cotidiana
antes- ahora
subyugada
en tu prisión de nervios
dejame recordar
tu voz de arroyo combativo
simple
tus ojos de capricho rezongado
tu amor de fiera dulce
dejame recordar
y no me dejes
lunes, 15 de abril de 2013
La impunidad de esta ignorancia
Es un poco como si supiera, pero- no. Y es raro- no recuerdo haber sentido algo así. Tal vez porque nunca tuve el cuerpo tan presente en mí, porque nunca me lo mostré, para decirlo de alguna manera, y- duele. El cuerpo duele. Siente placer y duele. No es una máquina. No es tan sencillo. Lo que sabía no es.
Porque el funcionamiento a nivel químico y físico se ve influenciado por -ante la falta de una palabra precisa- "cosas" que lo exceden. Y digo: lo influencian; no lo manejan. Ni yo manejo mi cuerpo. No del todo. No demasiado. El cuerpo no es pasivo. ¿Hay algo vivo que sea pasivo? ¿Hay algo que sea pasivo, vivo o no?
1-Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él-
2-El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime-
3-Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto-
Solemos movernos con las leyes de la Física (más precisamente, de Newton, en este caso), en muchos aspectos. Esto no es una novedad.
La materia se resiste al cambio. Pero, una vez incorporado, se acostumbra a él, salvando los factores que lo condicionen. TODO se acostumbra.
Se acostumbra.
Una teoría de la Educación Física o de las ciencias del Deporte postula el llamado Movimiento Invisible. Explica todo lo que pasa en nuestro cuerpo antes de llegar a la acción evidente. Es realmente muy interesante. Lo traslado con franca, reconocida, impune y atrevida ignorancia. Aquello que no se nota- de ahí parte lo demás: de un invisible. A todo lo precede lo invisible, lo interno. Todo parte de lo que no vemos. Somos Fuerza latente, movimiento en potencia; y falta ese chispazo para que se aparezca- y ahí: acción, reacción, arranque contra lo estático, corte a la inercia; fuerza resultante, gravedad, resistencia, caída libre. Física- irónica.
Vení, mostrame lo que sé que me oculto, lo que intencionalmente no me muestro, no me digo, no me escucho rumiar por lo bajo aunque sienta la boca pastosa moverse para decirlo igual, lo que vengo mascando por pura costumbre- tiene que soltarse, tiene que salir(se). Quiero una voz con orejas, con ojos, con piernas, con manos. Quiero una voz que abrace, que contenga, que sacuda, que hierva y arremeta sin herir solo por gusto. Quiero dejar de resistir el cambio y de seguir moviéndome en igual sentido y dirección por esa inercia deliciosa de moverse y solo eso, de moverse porque sí, por no frenar, por convencerse de que cada movimiento es un avance. Sé que no. Entiendo que no. Siento que no. Pero la inmensidad del movimiento- no se nota, no se nota. Yo necesito sentirlo, que se vea es un problema que no me incumbe ni a mí. La inmensidad del movimiento. Lo invisible- ¿cuánto y cómo se transmite? ¿Cuánto queda, de lo que era antes de verse?
Porque el funcionamiento a nivel químico y físico se ve influenciado por -ante la falta de una palabra precisa- "cosas" que lo exceden. Y digo: lo influencian; no lo manejan. Ni yo manejo mi cuerpo. No del todo. No demasiado. El cuerpo no es pasivo. ¿Hay algo vivo que sea pasivo? ¿Hay algo que sea pasivo, vivo o no?
1-Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él-
2-El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime-
3-Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto-
Solemos movernos con las leyes de la Física (más precisamente, de Newton, en este caso), en muchos aspectos. Esto no es una novedad.
La materia se resiste al cambio. Pero, una vez incorporado, se acostumbra a él, salvando los factores que lo condicionen. TODO se acostumbra.
Se acostumbra.
Una teoría de la Educación Física o de las ciencias del Deporte postula el llamado Movimiento Invisible. Explica todo lo que pasa en nuestro cuerpo antes de llegar a la acción evidente. Es realmente muy interesante. Lo traslado con franca, reconocida, impune y atrevida ignorancia. Aquello que no se nota- de ahí parte lo demás: de un invisible. A todo lo precede lo invisible, lo interno. Todo parte de lo que no vemos. Somos Fuerza latente, movimiento en potencia; y falta ese chispazo para que se aparezca- y ahí: acción, reacción, arranque contra lo estático, corte a la inercia; fuerza resultante, gravedad, resistencia, caída libre. Física- irónica.
Vení, mostrame lo que sé que me oculto, lo que intencionalmente no me muestro, no me digo, no me escucho rumiar por lo bajo aunque sienta la boca pastosa moverse para decirlo igual, lo que vengo mascando por pura costumbre- tiene que soltarse, tiene que salir(se). Quiero una voz con orejas, con ojos, con piernas, con manos. Quiero una voz que abrace, que contenga, que sacuda, que hierva y arremeta sin herir solo por gusto. Quiero dejar de resistir el cambio y de seguir moviéndome en igual sentido y dirección por esa inercia deliciosa de moverse y solo eso, de moverse porque sí, por no frenar, por convencerse de que cada movimiento es un avance. Sé que no. Entiendo que no. Siento que no. Pero la inmensidad del movimiento- no se nota, no se nota. Yo necesito sentirlo, que se vea es un problema que no me incumbe ni a mí. La inmensidad del movimiento. Lo invisible- ¿cuánto y cómo se transmite? ¿Cuánto queda, de lo que era antes de verse?
jueves, 11 de abril de 2013
Agua viva
Volver
a estar -completo
de repente
Volver
a distinguirse - todos los colores
todos de repente
sí, no estar
más perdida
pero si no se estaba
entonces parecía
faltaba
se boyaba
intranquilamente
chocando
el arrecife escueto
el borde imaginario
perturbadoramente
calmo todo
ni una traba
ni un maremoto
ni hundirse
ni flotar
pero ahora en cambio es
hacer pie de repente
poder salir
de la corriente suave y pantanosa
pero elegir quedarse
sobre su abrazo inmenso
ojos al cielo
nuca dormida
flotando
boyando
yendo
aunque no vamos
yendo juntas.
a estar -completo
de repente
Volver
a distinguirse - todos los colores
todos de repente
sí, no estar
más perdida
pero si no se estaba
entonces parecía
faltaba
se boyaba
intranquilamente
chocando
el arrecife escueto
el borde imaginario
perturbadoramente
calmo todo
ni una traba
ni un maremoto
ni hundirse
ni flotar
pero ahora en cambio es
hacer pie de repente
poder salir
de la corriente suave y pantanosa
pero elegir quedarse
sobre su abrazo inmenso
ojos al cielo
nuca dormida
flotando
boyando
yendo
aunque no vamos
yendo juntas.
martes, 19 de marzo de 2013
Tal vez sea así
Ocurre que la mente se divierte con muy poco, con un juego de palabras, una visión pasajera. Ocurre que el cuerpo necesita menos, pero a la vez más: un poco de contacto, la descarga de un impulso, un movimiento invisible que solo se perciba internamente.
Ocurre que no somos ni uno ni el otro, ni tampoco ambos. No hay tal dualidad, tal oposición. Ocurre que el cuerpo es también quien se entretiene con la visión pasajera; que la mente necesita la descarga, que disfruta el movimiento invisible, el contacto; que el cuerpo busca un poco y se estremece ante la cálida belleza del lenguaje.
Por eso, quizá, escribir libera, al menos, aparentemente, el cuerpo. Por eso el ejercicio despeja la mente. Parecerían soluciones cruzadas, pero, no: no hay opuestos; no hay, por lo tanto, soluciones aplicables a uno O al otro.
Es ese UNO el que pide, rechaza, atrae, olvida, extraña. Y qué curioso, entonces, qué pueda sentir tanto, tan contradictorio.
Ocurre que no somos ni uno ni el otro, ni tampoco ambos. No hay tal dualidad, tal oposición. Ocurre que el cuerpo es también quien se entretiene con la visión pasajera; que la mente necesita la descarga, que disfruta el movimiento invisible, el contacto; que el cuerpo busca un poco y se estremece ante la cálida belleza del lenguaje.
Por eso, quizá, escribir libera, al menos, aparentemente, el cuerpo. Por eso el ejercicio despeja la mente. Parecerían soluciones cruzadas, pero, no: no hay opuestos; no hay, por lo tanto, soluciones aplicables a uno O al otro.
Es ese UNO el que pide, rechaza, atrae, olvida, extraña. Y qué curioso, entonces, qué pueda sentir tanto, tan contradictorio.
lunes, 18 de marzo de 2013
Cruz de dicha
Que tu voz se haga
Eco
Que tu voz se haga
Canto
Que tu voz se haga Fuerza.
Que tu fuerza se eleve y se hunda y te eleve y te hunda
que te sumerja en cada decisión,
que te atraviese en cada cercanía
Que te libere el mundo.
El mundo- tuyo.
Que se expanda.
Que suba más y más.
Que baje más y más.
Que no se mueva.
Que no se detenga.
Que el amor ni te alcance ni te llegue
Que no lo alcances vos;
que el amor sea. Punto.
Que sientas el Espacio.
Que acompañes el Tiempo.
Que seas, sí.
Que seas.
Sobre todas las cosas, pero no por encima.
Sí.
Que seas.
Eco
Que tu voz se haga
Canto
Que tu voz se haga Fuerza.
Que tu fuerza se eleve y se hunda y te eleve y te hunda
que te sumerja en cada decisión,
que te atraviese en cada cercanía
Que te libere el mundo.
El mundo- tuyo.
Que se expanda.
Que suba más y más.
Que baje más y más.
Que no se mueva.
Que no se detenga.
Que el amor ni te alcance ni te llegue
Que no lo alcances vos;
que el amor sea. Punto.
Que sientas el Espacio.
Que acompañes el Tiempo.
Que seas, sí.
Que seas.
Sobre todas las cosas, pero no por encima.
Sí.
Que seas.
sábado, 16 de marzo de 2013
Tu lugar.
En aquel puente sobre la estación de Colegiales, el viento incesante, la mañana sola, siempre sola; aquel rumor de barrio que no cuenta lo que sabe. Ni un pájaro. Los gatos andarán entre los verdes. Tres guardias. Un click- foto. Foto- a lo lejos. A algún vagón dormido, viejo, fuera de circulación. ¿Por dónde se entrará a esa historia oculta? Desde ahí no se ve. No se ve nada más que desde el suelo. Solo más. Tanto más. Por ese esfuerzo de subir para bajar. Dormita todo- todo, sabe que dormita. Se detiene-
En aquel puente sobre la estación de Colegiales, ahí, tan cerca- tanto mundo.
En aquel puente sobre la estación de Colegiales, ahí, tan cerca- tanto mundo.
jueves, 14 de marzo de 2013
Emesis trunca.
Digo
no sé
me parece
Tal vez,
¿No?
Quizá
No,
si tenés razón. Sí
Tenés razón. Claro
Seguramente- Bueno
Es así
Pero-
Yo decía
Pero no
Tenés razón
Claro
Es cierto
Tenés razón
Es simple.
Aunque-
No, es cierto
Nada, es así, claro, es cierto
Es sensato, sí, lo que decís- sí: ciertamente
Pero...
Acaso-?
Ah, bueno, sí. Sí. Sí. Entiendo. Sí. Y sí. Seguro.
Sí, bueno, a veces me cuesta llegar, pero ya entiendo
No es necesario, no- entiendo todo
Clarísimo, exacto
Aunque
Cómo-?
Pero
Es que
Entiendo- pero
ya, no obstante
Diría
No sé
Sin embargo-
Diría
De pronto
Quizá
pero digo, nomás
Nada
Tal vez
que tal vez
me parece
No sé
Digo
Yo
Digo yo
que no sé
Digo
Yo que no sé
Digo-
¿Yo-?
Lo que digo
Sí, eso
Sí, yo exactamente
Por eso
Tal cual.
Pero
Cómo-
no sé
me parece
Tal vez,
¿No?
Quizá
No,
si tenés razón. Sí
Tenés razón. Claro
Seguramente- Bueno
Es así
Pero-
Yo decía
Pero no
Tenés razón
Claro
Es cierto
Tenés razón
Es simple.
Aunque-
No, es cierto
Nada, es así, claro, es cierto
Es sensato, sí, lo que decís- sí: ciertamente
Pero...
Acaso-?
Ah, bueno, sí. Sí. Sí. Entiendo. Sí. Y sí. Seguro.
Sí, bueno, a veces me cuesta llegar, pero ya entiendo
No es necesario, no- entiendo todo
Clarísimo, exacto
Aunque
Cómo-?
Pero
Es que
Entiendo- pero
ya, no obstante
Diría
No sé
Sin embargo-
Diría
De pronto
Quizá
pero digo, nomás
Nada
Tal vez
que tal vez
me parece
No sé
Digo
Yo
Digo yo
que no sé
Digo
Yo que no sé
Digo-
¿Yo-?
Lo que digo
Sí, eso
Sí, yo exactamente
Por eso
Tal cual.
Pero
Cómo-
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