jueves, 13 de noviembre de 2014

Instantánea

No me gusta extrañarte
Porque retiembla entero
en el cuerpo lo chico
que es el mundo restante
cuando habito el inmenso
espacio entre tu mano
y mi mano acá
sola.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Amar un pez dorado

Va a olvidarte
vos no
tendrías que vivir
sabiendo que no fuiste
y fuiste
una primera vez -o miles-
que quizás ocurrió
o no
una sensación vaga
ni un recuerdo
una caricia con nombre
una añoranza con rostro
añoranza no
nomás
un murmullo
en el fondo
de una sonrisa
fugaz
pasajera
vos
nada
distraída
nada de nada
simple
nada que nada
su armadura de escamas
su esencia escurridiza
talante desertor
simpático, entrañable
hipnótico fluir encantador
huidizo
la brevedad del cuerpo
su hogar quién sabe dónde
no sos vos
casi es él
casi sabe
y ya no
no recuerda tampoco
que(é) se retorcía en él
que(é) duele tanto
que(é) lo hace huir
que(é) era
que(é) eras
algo
de nuevo
otra primera vez
otra arenilla
que se pierde entre escamas
y miedos e inquietudes
y pasado insinuante
extraño, ajeno
espejismo - delirio
arenilla que duele
porque nada

alcanza (a) ser distinto
en lugar de ir
más rápido
con detenerse y
sacudirse

basta

pero nunca lo hace.

domingo, 4 de agosto de 2013

B.

Querido.
Te doy mi piel- ya casi diariamente; mis músculos, mi sangre, mis huesos- te di unos millones (millones) de veces mi unidad. Te di la unidad de mis huesos, sí. De mis ligamentos. De mi psiquis. A todo me lo devolviste roto. Todo marcado, todo ya coagulado por debajo- la piel negra, amarilla, azul, violeta, roja; infectada. Uñas pasándome por todos lados. Mi cuerpo se siente a veces poco más que sendero de uñas. Te destiné mi infancia- te di mi voluntad, te volví meta, te creé prioridad como una enamorada primeriza, te uní a otras prioridades, retorné a vos, te amo, te odié, te odio muchas veces-

No puedo con vos. Sos un arte en el que se evidencia mi falta de arrojo, de capacidad. No hablo de talento. No es el punto, acá. Pero no encuentro- no te encuentro: no me encuentro en vos. No me encuentro en el trabajo que hago cada día para merecer, para sentir que te merezco. A otros se les da con más soltura, con tanta facilidad- no se cuestionan nada. ¡Bah! No sé qué se siente no cuestionarse. Si me aterra encontrarme no llegando al nivel que vivo esperando de mí- nunca llego. Nunca llego. No sé si alguna vez llegué.
Sí. A veces no tengo ni tuve tanta amargura. A veces nos disfrutamos. Nos queremos- llevamos una vida entera juntos; muchas veces sonrío- sólo porque existís.
Pero hoy no. Hoy no. Hoy no sé. Hoy te dejaría, sí, te dejaría hasta volver a encontrarme con ese/o que fuiste. Hasta llegar al principio. Quiero dejarte, hoy. O mejor: hoy no te quiero. No te quiero ver, no te quiero sentir, no quiero querer mejorar, crecer en vos. Porque siento que no me sirve más. Nada. De lo que crezco en vos. Nada. Nada me sirve para mejorar. Sólo perfecciono. Y qué. Nada. Nada diferente. Lo mismo. No crezco, entonces. Perfecciono. Vanamente.
Para mí- para los otros: es lo mismo. ¿Qué representa ese trabajo? ¿Para qué? ¿Por qué? Hoy no te siento bueno, no te siento mío, no dejo de sentirte- decepcionado.
Hoy sos toxicidad en mí. Veneno que disfruto por su esencia conocida. Sé que no es eso- que no sos eso que siento, no, sos algo más, si no tenés que ver con esto; pero ahí- ¡ahí! No quiero. No quiero más de esto. Más de vos. De vos y de todos los que te representan. Esa amargura buscada y predecible.
Morite en mí. No quiero seguir perdiendo mi tiempo por entrar en el tuyo. No me estás dando nada que muera por conservar. Yo no llevo un puntaje ni cuento las faltas. Ese grito final- ¿qué? ¿final de qué? Hay algo más, algo más. Eso quiero. Cuando puedo- ahora.

Yo también tengo esa cuenta regresiva en el reloj. Yo también la voy a ver llegar a cero. Con mis texturas rotas, mis horas de tu sombra- a solas. Lo que quiero es estar con vos- sólo con vos: con tu juego, con tu nada. Que hablemos. Que hablemos como antes- cuando nos entendíamos, cuando crecer el uno con el otro, el uno en el otro, hacía una diferencia.

Así que de hoy en más juego de a dos; pero ¿y la regla?- la regla qué.

viernes, 26 de julio de 2013

Ser yo (si yo fuera yo)

Si yo fuera yo, cómo pensarlo. ¿Cómo se llega a ser yo? ¿Cómo se es? Clarice escribe: si yo fuera yo. Pero no sé ser yo, aún. No sé pensarme yo. No viene por el lado de la libertad ni la esclavitud de una palabra albergando todas las yo posibles –infinitas-: no sé aún. No sé – yo. Esa yo de la que debería hablar, ¿dónde la busco? Así, sin más, me falta tanto para conocerla. O conocerlo. Por qué hacer un recorte innecesario.

Si yo fuera yo. Para pensarme más yo (o yo al fin) instintivamente me siento cerrar los ojos y respirar suavemente.



Silencio.



Puedo pensar tal vez en lo que haría desde lo que no soy o quien no soy, y empezar desde ahí. Yo me parece enorme – ¿cuándo llego a ser yo? Me pregunto si tengo que entenderlo, o con sentirlo es suficiente. Me pregunto si entenderlo no es la prueba más concreta de que ya no lo estoy siendo. Porque: Yo se me hace ideal, y no lo es. Yo no tiene que ver con quien me gustaría ser. Yo puede estar más lejos todavía de quien quiero ir siendo que lo que estoy yo misma –esta que ya no sabe bien cómo nombrarse, quiero decir-, más lejos que lo que me separa de mí, o de esa que no soy, o esa que forma parte de mí por no ser ella –Ni yo sé muy bien qué estoy queriendo decir. Pero; si yo fuera yo, no sabría ser otra; no sabría ser esta, ni esto, ni aquello que suelo ser sin displacer. ¿Qué sería? No sé. ¿Quién sería? No sé adentrarme en eso. No sé cómo verme, no quiero falsear mi llegada a ese punto. Me paro en mi perplejidad y miro alrededor –si yo fuera yo, si yo fuera yo. Y es otra vez silencio, lo oscuro de los párpados cerrados y la respiración que suena ajena.



Me sonrío. Me río. ¡Una certeza! ¿Dónde? En la garganta. En esta, al menos. En el sonido. Alguna yo encontró refugio en la certeza del sonido. ¿Si yo fuera yo? Lanzaría esta misma carcajada al notar que no sé, que no tengo la menor idea.



Y sí. Es que soy mínimamente yo; y cuando no reconozco mi risa, reconozco la suya.

sábado, 8 de junio de 2013

Casi el resuello

Supongo que está bien
Supongo
No- la verdad que no.
Que no es así, que no está bien,
que no sé qué
no está bien,
no está bien.
Y no lo sé porque no quiero
pensar en eso
sí sé que es
ridículo
si sé que entendés pero
no sé- entendé¿me?
no busco entenderlo
busco mirarlo fija, largamente
hablarle hasta decirlo
que no diga
su nombre
es solo mío
no lo sé
mío
pero eso es
si es esa
se dice
me dice
me digo
le digo
por qué.
Y no sabe. Porque-
Yo.
No sé.

Instantánea

No me gusta extrañarte Porque retiembla entero en el cuerpo lo chico que es el mundo restante cuando habito el inmenso espacio entre tu...