Me voy.
Alguna y@ no vuelve. Otra y@ no se va.
Otra, mientras y@ estoy yendo, está volviendo. Otra vuelve después- pero como se vuelve a un lado por primera vez. Como si nunca se lo hubiera conocido y sí, al mismo tiempo. Otra vuelve y recuerda que y@- no recuerda; una olvida lo que uno le cuenta.
Una más, cuando llega, lo extraña. Otra lo aborrece. Una se identifica extranjera, otra parte- pero desde otro lado.
¿Una no puede con su entusiasmo?
Una aún no lo sabe, pero se entristece.
Una dormita.
Muchas dormitan.
Sí: Y@ dormito. Tenemos sueño.
Tenemos sueño y tareas por terminar. Todas. Pero- hay algo. Ese rumor de tiempo arrepentido de pasar, esa duda zumbante de ceños fruncidos y ojos que se mueven hacia un lado, pensativos. De manos apoyadas en mentones sin delicadeza ni ánimo de seducción, simplemente- dudosos; porque los dudantes no existen, y los dubitativos llevan otras cargas semánticas sobre sus espaldas. Esa molestia que no duele ni pica, sino sencillamente- incomoda. Sentarse en un sofá precioso que en cada movimiento responde con un ruido sospechoso. Comer algo vencido. Contener el aliento. Soltar un poco. Sentir el cuerpo- igual. Y todo marcha bien. ¿No?
Sí, ¿no que todo marcha bien?
jueves, 25 de abril de 2013
jueves, 18 de abril de 2013
Felis silvestris
Ha muerto
He muerto
dicen y mucho
que han muerto seres
extraordinarios
sí
mucho más
extraordinarios
aquellos muchos
aquellos tantos
son tanta gente
tanta admiración
sin dueño
qué importa
si nunca te conocieron.
Poco.
Nada.
Importa nada
lo que importabas- Vos
extraordinariamente
cotidiana
antes- ahora
subyugada
en tu prisión de nervios
dejame recordar
tu voz de arroyo combativo
simple
tus ojos de capricho rezongado
tu amor de fiera dulce
dejame recordar
y no me dejes
He muerto
dicen y mucho
que han muerto seres
extraordinarios
sí
mucho más
extraordinarios
aquellos muchos
aquellos tantos
son tanta gente
tanta admiración
sin dueño
qué importa
si nunca te conocieron.
Poco.
Nada.
Importa nada
lo que importabas- Vos
extraordinariamente
cotidiana
antes- ahora
subyugada
en tu prisión de nervios
dejame recordar
tu voz de arroyo combativo
simple
tus ojos de capricho rezongado
tu amor de fiera dulce
dejame recordar
y no me dejes
lunes, 15 de abril de 2013
La impunidad de esta ignorancia
Es un poco como si supiera, pero- no. Y es raro- no recuerdo haber sentido algo así. Tal vez porque nunca tuve el cuerpo tan presente en mí, porque nunca me lo mostré, para decirlo de alguna manera, y- duele. El cuerpo duele. Siente placer y duele. No es una máquina. No es tan sencillo. Lo que sabía no es.
Porque el funcionamiento a nivel químico y físico se ve influenciado por -ante la falta de una palabra precisa- "cosas" que lo exceden. Y digo: lo influencian; no lo manejan. Ni yo manejo mi cuerpo. No del todo. No demasiado. El cuerpo no es pasivo. ¿Hay algo vivo que sea pasivo? ¿Hay algo que sea pasivo, vivo o no?
1-Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él-
2-El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime-
3-Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto-
Solemos movernos con las leyes de la Física (más precisamente, de Newton, en este caso), en muchos aspectos. Esto no es una novedad.
La materia se resiste al cambio. Pero, una vez incorporado, se acostumbra a él, salvando los factores que lo condicionen. TODO se acostumbra.
Se acostumbra.
Una teoría de la Educación Física o de las ciencias del Deporte postula el llamado Movimiento Invisible. Explica todo lo que pasa en nuestro cuerpo antes de llegar a la acción evidente. Es realmente muy interesante. Lo traslado con franca, reconocida, impune y atrevida ignorancia. Aquello que no se nota- de ahí parte lo demás: de un invisible. A todo lo precede lo invisible, lo interno. Todo parte de lo que no vemos. Somos Fuerza latente, movimiento en potencia; y falta ese chispazo para que se aparezca- y ahí: acción, reacción, arranque contra lo estático, corte a la inercia; fuerza resultante, gravedad, resistencia, caída libre. Física- irónica.
Vení, mostrame lo que sé que me oculto, lo que intencionalmente no me muestro, no me digo, no me escucho rumiar por lo bajo aunque sienta la boca pastosa moverse para decirlo igual, lo que vengo mascando por pura costumbre- tiene que soltarse, tiene que salir(se). Quiero una voz con orejas, con ojos, con piernas, con manos. Quiero una voz que abrace, que contenga, que sacuda, que hierva y arremeta sin herir solo por gusto. Quiero dejar de resistir el cambio y de seguir moviéndome en igual sentido y dirección por esa inercia deliciosa de moverse y solo eso, de moverse porque sí, por no frenar, por convencerse de que cada movimiento es un avance. Sé que no. Entiendo que no. Siento que no. Pero la inmensidad del movimiento- no se nota, no se nota. Yo necesito sentirlo, que se vea es un problema que no me incumbe ni a mí. La inmensidad del movimiento. Lo invisible- ¿cuánto y cómo se transmite? ¿Cuánto queda, de lo que era antes de verse?
Porque el funcionamiento a nivel químico y físico se ve influenciado por -ante la falta de una palabra precisa- "cosas" que lo exceden. Y digo: lo influencian; no lo manejan. Ni yo manejo mi cuerpo. No del todo. No demasiado. El cuerpo no es pasivo. ¿Hay algo vivo que sea pasivo? ¿Hay algo que sea pasivo, vivo o no?
1-Todo cuerpo persevera en su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él-
2-El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la cual aquella fuerza se imprime-
3-Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria: o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto-
Solemos movernos con las leyes de la Física (más precisamente, de Newton, en este caso), en muchos aspectos. Esto no es una novedad.
La materia se resiste al cambio. Pero, una vez incorporado, se acostumbra a él, salvando los factores que lo condicionen. TODO se acostumbra.
Se acostumbra.
Una teoría de la Educación Física o de las ciencias del Deporte postula el llamado Movimiento Invisible. Explica todo lo que pasa en nuestro cuerpo antes de llegar a la acción evidente. Es realmente muy interesante. Lo traslado con franca, reconocida, impune y atrevida ignorancia. Aquello que no se nota- de ahí parte lo demás: de un invisible. A todo lo precede lo invisible, lo interno. Todo parte de lo que no vemos. Somos Fuerza latente, movimiento en potencia; y falta ese chispazo para que se aparezca- y ahí: acción, reacción, arranque contra lo estático, corte a la inercia; fuerza resultante, gravedad, resistencia, caída libre. Física- irónica.
Vení, mostrame lo que sé que me oculto, lo que intencionalmente no me muestro, no me digo, no me escucho rumiar por lo bajo aunque sienta la boca pastosa moverse para decirlo igual, lo que vengo mascando por pura costumbre- tiene que soltarse, tiene que salir(se). Quiero una voz con orejas, con ojos, con piernas, con manos. Quiero una voz que abrace, que contenga, que sacuda, que hierva y arremeta sin herir solo por gusto. Quiero dejar de resistir el cambio y de seguir moviéndome en igual sentido y dirección por esa inercia deliciosa de moverse y solo eso, de moverse porque sí, por no frenar, por convencerse de que cada movimiento es un avance. Sé que no. Entiendo que no. Siento que no. Pero la inmensidad del movimiento- no se nota, no se nota. Yo necesito sentirlo, que se vea es un problema que no me incumbe ni a mí. La inmensidad del movimiento. Lo invisible- ¿cuánto y cómo se transmite? ¿Cuánto queda, de lo que era antes de verse?
jueves, 11 de abril de 2013
Agua viva
Volver
a estar -completo
de repente
Volver
a distinguirse - todos los colores
todos de repente
sí, no estar
más perdida
pero si no se estaba
entonces parecía
faltaba
se boyaba
intranquilamente
chocando
el arrecife escueto
el borde imaginario
perturbadoramente
calmo todo
ni una traba
ni un maremoto
ni hundirse
ni flotar
pero ahora en cambio es
hacer pie de repente
poder salir
de la corriente suave y pantanosa
pero elegir quedarse
sobre su abrazo inmenso
ojos al cielo
nuca dormida
flotando
boyando
yendo
aunque no vamos
yendo juntas.
a estar -completo
de repente
Volver
a distinguirse - todos los colores
todos de repente
sí, no estar
más perdida
pero si no se estaba
entonces parecía
faltaba
se boyaba
intranquilamente
chocando
el arrecife escueto
el borde imaginario
perturbadoramente
calmo todo
ni una traba
ni un maremoto
ni hundirse
ni flotar
pero ahora en cambio es
hacer pie de repente
poder salir
de la corriente suave y pantanosa
pero elegir quedarse
sobre su abrazo inmenso
ojos al cielo
nuca dormida
flotando
boyando
yendo
aunque no vamos
yendo juntas.
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